Gara entrevista a Larraitz Lucas

No es fácil encontrar un futbolista con un sentimiento de club más arraigado que Larraitz Lucas. Dos de cada tres frases de la donostiarra se refieren a la Real, bien sea por el «orgullo» que supone defender la camiseta blanquiazul, el «agradecimiento» por haber podido representar al club durante ocho temporadas o el «compromiso y la responsabilidad» que suponen saltar al campo como jugadora realista. La tercera versa sobre su gusto por la «competición».

Quizá por eso, también por inacostumbrada, la situación que vive la capitana txuriurdin, que se ha quedado fuera de las tres últimas convocatorias, «no es agradable». De ahí que incluso, pese a que le resta un año de contrato, se plantee la posibilidad del adiós. Algo que no quiere que se interprete como un órdago al entrenador -«nunca he pedido explicaciones por jugar y no lo haré por no jugar»-, con el que además tiene una buena relación. «Con algunos mejor que otros, es normal, pero siempre me he llevado bien con los entrenadores. No quiero que se saquen conclusiones que no son». Pero que lo entienda no quiere decir que esté dispuesta a prolongar la situación. «Menos ahora. A todas las jugadoras nos gusta competir, pero no es lo mismo cuando eres jovencita, acabas de empezar, te hace ilusión hasta el mismo hecho de entrenar. Yo voy a cumplir 30 años, trabajo -es andereño- y lo que quiero no es venir a entrenar y ya está. Quiero competir».

Y todavía confía en hacerlo en una recta final en la que la Real, con la cuarta plaza a diez puntos, se ha quedado sin objetivos claros. Pero no sin alicientes. «No entendería que se bajasen los brazos. No solo porque todavía hay opciones matemáticas, sino, sobre todo, porque en el momento en que te pones la camiseta de la Real, tienes que salir a ganar, cada partido tiene que ser una final». «Yo creo que los entrenadores y las futbolistas de la Real tenemos una responsabilidad -añade-. Representamos a Gipuzkoa. Hace muchos años dejamos nuestros equipos, incluso bajando de categoría, para venir a un proyecto que es la representación del fútbol guipuzcoano. Y por eso, por lo que representamos, por el interés que ha puesto el club en mejorar este proyecto cada año, no nos tiene que dar igual acabar en el octavo puesto, que en el sexto, que en el quinto».

Por eso, a Lucas no le satisface demasiado la temporada que ha protagonizado el equipo. «Creo que nos ha faltado dar un paso más en la trayectoria ascendente que hemos llevado de temporada en temporada. No es por no clasificarnos para la Copa, ya sabíamos en pretemporada que era dificilísimo porque este año solo se clasifican cuatro, pero creo que tendríamos que estar algún puesto más arriba. Es verdad que hicimos una pretemporada muy buena, también empezamos bien la temporada, había una mejoría en el juego, pero viendo la temporada al completo... Quizá nos falta algo. Y también es verdad que hemos acabado varios partidos con la sensación de haber merecido más, pero al final estamos en el octavo puesto y eso es lo que nos hemos merecido».

Tampoco quiere la capitana que su lectura parezca esencialmente negativa. Sobre todo mirando al futuro. «Tenemos una cosa muy buena, que en el equipo hay gente muy joven pero que ya está adquiriendo un montón de experiencia y eso se tiene que notar en los próximos años. Con los fichajes también se está haciendo un trabajo muy bueno, por ejemplo lo que nos está dando Ane Bergara no nos lo había dado nadie, desde el club también se están dando pasos muy importantes como el de los contratos... Pero además creo que tenemos que dar un paso adelante, creer, competir... Las futbolistas y los entrenadores. A fin de cuentas aquí estamos, teóricamente, las 23 mejores jugadores de Gipuzkoa y creo que el rendimiento tiene que ser mejor».

Algo con lo que también se corresponderá, de paso, al apoyo del club a la sección femenina. «La Real está poniendo todo lo que puede de su parte y nosotras tenemos la obligación de corresponder. Está muy bien pedir y pedir, pero también tenemos que dar. Y para eso nada mejor que saber lo que supone vestir esta camiseta cada vez que se salta al campo».