"No me arrepiento de nada"

1/29/2015 Ane Urkiri Ansola 0 Comments

Las lesiones se juntaron con los malos resultados y la Real tuvo que echar un ojo en el mercado de invierno. Allí se encontró con una que hasta hace poco jugaba en la entidad txuri urdin. Como el turrón, Marina Agoües regresó a casa en Navidad, se mostró dispuesta a ayudar a la que en cinco temporadas fue su equipo (desde 2009-2010 hasta 2013-2014) y el fin de semana pasado jugo su primer partido del 2015. La Real, una vez más, no pudo lograr la victoria, pero la llegada de la zarauztarra ha despertado ilusión en el equipo. 

Agoües decidió empezar una nueva aventura el pasado verano, para buscar otra visión del fútbol. Reconoció que aprendió mucho y que ha vuelto antes de lo esperado. Está contenta en Zarauz y en Zubieta. El derbi vasco que se disputará el sábado tiene mucho que ver en la felicidad. Charlamos sobre la experiencia de Italia, el porqué de sus decisiones, la situación de la Real y de mucho más. 


Foto: @LaluRAlbarran
Antes de nada, ¿cómo fue tu 'redebut'? 

Bien, pero con pena. Ir a Madrid, un viaje de cinco horas, jugar contra el segundo clasificado, hacer un buen partido, porque el equipo trabajó, y regresar con el 3-1… Entonces preguntas qué es lo que hemos hecho mal. Pero personalmente acabé bien, muy a gusto. Aún tengo mucho que aprender y mejorar porque fue el primer partido. 

Respecto al equipo, el grupo está bajo de moral. Cuando encajamos el gol del empate –alrededor del minuto 20- la gente estaba cabizbaja. No tiene esa capacidad de sacar ese genio que teníamos la temporada pasada y decir: “Vamos a remontar el resultado, vamos empate a uno en el minuto veinte y todavía queda partido”. El Atlético de Madrid tiene muy buenas jugadoras como Priscila Borja, que nos hizo dos goles, y esas son las que marcan las diferencias. Pero llegarán los resultados si seguimos trabajando. El partido de este fin de semana, por ejemplo, es ideal para dar una sorpresa. 

Además en Madrid, tuviste el 1-2 con un disparo, ¿no? 

Sí. En un córner el entrenador me dijo que me colocase al borde del área y que finalizase la jugada. Que era mejor acabarlo para así poder evitar el contraataque de ellas. Me llegó el balón, no sé cómo disparé e iba adentro, yo lo vi dentro. De repente Lola (Gallardo) –la portera de la selección española- vio y lo sacó. Si hubiese entrado, yo creo, que cambiaría la cosa. Pero no se puede seguir pensando en eso. 

En verano decides emprender una nueva aventura, ¿por qué Italia? 

Todo empezó cuando jugaba con la selección española sub19. Jugamos la Eurocopa en Cervia, precisamente. Me gustó el estilo de vida, la gente y el idioma. Y hace cuatro años empecé a escuchar música de allí, el ordenador todo en italiano, hablando con personas que conocí… Dije a mí misma que un día tenía que ir, sí o sí. Aprendí por mi cuenta unas cuantas cosas y me dijeron que el fútbol era diferente, y que quizá se asemejaba con mi juego. Fui a Italia a jugar un partido con una selección que formábamos jugadoras que queríamos ir allí, como un “casting”. Competimos contra un equipo de Estados Unidos. Casualidad que fue uno de mis mejores días, me salió bien y en seguida tenía a tres-cuatro equipos preguntando por mí. 

Fui un con un poco de pena, por lo que suponía dejar la Real, pero si no hacía con esta edad no lo haría nunca. No me arrepiento de nada. He aprendido todo lo que tenía que aprender (el idioma) y también he aprendido futbolísticamente. 

¿Y cómo fueron esos meses allí? 

Fui a finales de agosto y cuando llegué no conocía a nadie, pensaba que sabía algo de italiano y resulta que no sabía nada. En un principio pensaba que la gente era más abierta. Cuando llegué al equipo me dijeron que tenía que aprender italiano y que yo me tenía que acoplar a ellos, yo tenía que hacer el esfuerzo. Se me acercaron dos porteras, me junté con ellas y fueron un buen apoyo. En pretemporada realizábamos dos o tres entrenamientos al día, en las sesiones de las mañanas trabajábamos el físico y por la tarde el balón. Allí no entendían el fútbol con balón, lo que les importaba era correr. Al principio se me hizo duro, pensé que no iba a aguantar. En septiembre empezó la competición y con ello llegó el cambio, entrenábamos una vez al día, tenía tiempo para mí… 

Cuando pasaron cuatro-cinco meses no tenía ganas de volver a casa, la verdad. Pero entre una cosa y la otra, tuve que volver. Ahora echo en falta la gente de allí, pero me quedo con el fútbol de aquí. 

¿Cuál ha sido la mayor diferencia que has encontrado?

La mayor diferencia está en el juego. Mi entrenador fue jugador del Napoli, Enrico Buonocore. Se notaba que venía del fútbol masculino y le costó diferenciarlo. Su filosofía era, “correre avanti, correre forte, andiamo a vincere” (“correr hacia adelante, correr fuerte y a ganar”). Es decir, estar fuertes en defensa, el balón arriba y las delanteras a marcar goles. A consecuencia de eso, los centrocampistas apenas tocábamos balón y si lo tocábamos, a soltar enseguida. A decir verdad, era eso mi asignatura pendiente, pasar el balón antes, realizar un juego fácil. Al fin y al cabo, es lo más productivo. Si aquí juego de esa manera creo que me ira mejor, y si la pasada jornada jugué todos los minutos será porque estoy haciendo algo bien. 

Foto: @LaluRAlbarran
El formato de la Copa también es distinto, ¿no? 

Sí. Allí participan todos los equipos de la Liga (14 conjuntos) y el que pierde se descalifica. Creo que es más difícil. 

¿Teníais ficha profesional?

No. El fútbol de allí no tiene nada que ver con lo de aquí. Cuando llegué todo eran preguntas, tenían una idea pero no del todo. Yo les decía que en la Real, por ejemplo, a los entrenamientos iba en taxi, que nos daban botas, que tenemos unas magníficas instalaciones con siete campos… Y eso para ellas era increíble. Me preguntaban que teniendo eso a ver qué hacía yo en Italia. Cuando vi el campo en el primer entrenamiento me pregunté lo mismo a mí misma. Teníamos un cuarto de materiales pequeño que era un gimnasio, dos campos llenos de barro y diez balones. Así, se aprende de todo y, la verdad, me he dado cuenta ahora de lo que tenía aquí y cómo estamos. Aun así, muchas de allí tienen un buen nivel. Si trajese tres compañeras mías triunfarían aquí. 

Entonces, ¿aquí no estamos tan atrasados? 

No, diría que estamos bien. En asuntos de dinero, por ejemplo, no son profesionales y menos aún los residentes de allí. A las que somos de fuera intentan que nos traten lo mejor posible. Los de allí llevan desde el año pasado sin cobrar, y no solo en la Riviera di Romagna. Unas dos o tres jugadoras, las más conocidas (Patricia Panico, Daniela Stracchi…), tienen su sueldo, todo en dinero negro. Las demás, sin embargo, cobramos un mes y luego, puede ser que estemos dos meses sin cobrar. Eso me ha pasado a mí. No vas por el dinero, pero quería estar bien, estaba a gusto con las jugadoras, pero que eso te ocurra fuera de casa… 

Necesidad de un cambio

¿Por qué decides abandonar la Real?

Llegué a la Real en la temporada 2009-2010, he pasado unos años geniales y todavía les debo mucho por las oportunidades que me han dado. Pero el último año no fue, personalmente, el mejor, necesitaba un cambio, porque entre las lesiones y demás no tuve demasiados minutos. Entonces pensé que lo mejor sería irme fuera un año, aprender, ponerme bien en todos los aspectos y tener tiempo para mí. No estaba entre mis planes volver tan pronto, pero así es la vida. 

Asímismo, junto a ti, dejaron otras cinco piezas importantes… 

En la temporada 2013-2014 Juan Carlos Samaniego abandonó el equipo, con esto no quiero decir que Ekaitz no haga bien su trabajo, ni mucho menos; pero todos sabemos lo especial que es Tximist. Precisamente, cuando no estaba él, yo estaba mal y no tenía el apoyo. Me enteré que otras jugadoras también tenían intención de marchar, unas jugadoras que han sido muy importantes para mí (Maite Lizaso, Naiara Beristain, Ainara Herrero, Esti Aizpurua y Sokoa Azkarate), y es que empecé junto a ellas, por así decirlo. 

Una persona que te conoce bien me dijo que hasta en Zarauz se notaría tu ausencia. 

(A carcajadas) Zarauz es muy pequeño y la gente se entera de todo. Todos saben que dos futbolistas típicas de Zarauz estábamos en la Real. Y sí, espero que se notara mi ausencia. Pero me quedo con una frase que me dijo mi madre: “Marina, nadie es imprescindible en esta vida”. Y le miré así, cómo raro. Yo en Italia he estrado tranquila, me he relajado un poco, con ello me he dado cuenta que tengo 22 años y como el fútbol es mi vida –junto con los estudios- si tenía que realizar algo tenía que hacerlo bien. Mi sitió lo ocuparía otra, unos van y otros bien. Y así ocurrió en la Real. Hay que seguir adelante. 

Foto: Valérie Quiroga
Firmaste, a priori, para un año. Pero vuelves pronto, ¿por qué?

Tenía intención de cumplir el contrato. Firmé hasta mayo, que es cuando termina la temporada. En un principio todo era bonito, pero el entrenador y el presidente eran un poco raros. A medida que pasaban los encuentros las cosas se movían como uno quería. El presidente empezó con excusas del dinero. Por ejemplo, cuando íbamos fuera no cenábamos porque él no quería pagarlo. Recuerdo que en un partido estaba con fiebre, me dijo que hiciese los ejercicios de calentamiento y le dije que no podía más, que me iba a desmayar. Su interpretación fue que yo no quería jugar, me echó en cara que no tenía compromiso con el equipo y no jugué el siguiente partido. 

Hasta entonces estaba gozando de muchos minutos, pero al ver esa situación desde finales de noviembre, me replanteé algunas cosas. Cuando se abre el mercado de invierno, durante dos semanas, tenemos la oportunidad de ir, y hablé con algunas de la Real. Me transmitieron que era una buena ocasión para regresar, lo pensé mucho, estoy a punto de terminar los estudios y decidí echar un cable a la Real. Nos pusimos en contacto durante las vacaciones de Navidad. Tenía billete de vuelta a Italia el 2 de enero pero el avión se fue sin mí. Siento un poco de pena, sobre todo, por las amigas que dejé allí. Pero como no me arrepentí en verano de ir allí, tampoco me arrepiento con la decisión de ahora. Ahora estoy aquí y quiero jugar con la Real. 

¿Siempre tuviste en mente volver a la Real?

La verdad es que sí. Si la Real quisiese, tenía intención de volver. Mi idea, tal y como he mencionado, era jugar un año en Italia y si me gustase, seguir. Que ahora me encuentre aquí no significa que no quiero volver nunca a Italia, eh! Quería ver lo que había en Europa. Mi tío me lanzó el consejo de hacer ahora todo lo que tenía que hacer, porque si la vida futbolística de los hombres termina alrededor de las treinta, acaba antes en las mujeres. Todavía tengo tiempo y ahora estoy muy centrada en la Real. 

¿Qué es lo que te ha aportado Italia, Riviera di Romagna y la competición italiana?

Por un lado, tranquilidad, calma. Antes quería hacer en poco tiempo muchas cosas y de prisa, y el fútbol no es así. 

Por otra lado, he aprendido mucho jugando de centrocampista. Allí el entrenador, como he explicado antes, nos ordenaba a jugar en dos toques y rápido. El fútbol fácil es lo que atrae y espero seguir aprendiendo. Era un entrenador duro, no se cortaba con nada, si no cumplías lo que él decía te cambiaba en seguida. En un amistoso lo comprobé. Primero, me avisó de no ir adelante y luego, al volver a hacer, me cambió en el minuto diez. Ese era su estilo y así se aprende. 

El equipo, bajo de moral

Al llegar, ¿cómo has encontrado el equipo? 

Por la calle me preguntan a ver qué le pasa a la Real para que esté tan abajo. La verdad, no te sé decir qué es lo que pasa. En los entrenamientos trabajamos bien, pero a la hora de competir nadie quiere coger el mando del equipo y gritar que tenemos que ganar sí o sí. Moralmente está muy bajo. El estar sin poder obtener la victoria aumenta la impotencia. El hacer un partido correcto pero sin poder lograr el gol. Así es el fútbol. 

Yo tengo confianza, tenemos que salir de esta situación. Por nosotras, por el entrenador, por la Real y por la gente que viene a Zubieta, para que se lleven una alegría. 

A ver este sábado en el derbi… 

Estoy con unas ganas inmensas. Desde ayer estoy con ese nerviosismo del derbi. La semana suele ser muy especial, al menos para mí y para las más veteranas. Se nota durante toda la semana. Todas quieren jugar, nadie quiere perder el partido y se nota en el ambiente que llega el derbi. La temporada pasada no tuve oportunidad de jugar y ahora, si trabajo bien, puede que juegue. Y, obviamente, ¡a darlo todo! 

[Ya era tradición que Marina Agoües acudiese a la peluquería para cambiar de peinado al llegar el derbi. Un cambio que nos sorprendía a todos. Esta vez, sin embargo, confesó que no iba a hacer nada de eso. El sábado estrenará unas botas, en las que confía que le den más suerte.] 

Foto: Ane Urkiri
En frente, en el centro del campo, te encontrarás con una vieja conocida: Maite Lizaso. ¿Habéis apostado algo?

Todavía no hemos hablado. La semana pasada algo, pero ya le llamaré o ya iré a donde ella. Además apenas le he visto desde que llegué. Tener en frente a una jugadora de tanta experiencia como Maite… Puede que no sea tan técnica, pero es mi referente. Es una jugadora que cualquier equipo quiere tener. Fue operada cuatro veces del ligamento cruzado anterior de la rodilla y yo la admiro mucho. Pero el sábado dejaremos a un lado todo eso y si hay que dar patadas, los daremos. 

Ellas tampoco están en su mejor momento. ¿Ves viable ganar en Zubieta? 

No puedes ir nunca a un partido confiando en que vas a ganar, porque en noventa minutos puede pasar de todo. Iremos a ganar, cómo no. No he seguido mucho la trayectoria del Athletic pero he leído algo de las lesiones. Por desgracia, Irune Murua y Eztizen Merino se rompieron el ligamento cruzado anterior de la rodilla, y la baja de Irene Paredes también será importante. Yo creo que ahora es el momento de ganar. 

¿Tenéis miedo de colocaros en los puestos de descenso?

Miedo no, respeto. Nunca se ha dado esa situación. Y sabemos todos que no merecemos estar allí. Yo creo que cada una tiene que reflexionar, sacar la mala leche y escalar posiciones poco a poco. 

¿Qué necesita este equipo para poder resurgir? 

Que cada una crea en sí misma, darse cuenta que jugamos en la Primera División, que estamos representando la Real y que tenemos que darlo todo. Aprovechar esa oportunidad mínima que tienes, unirnos como equipo y ser un equipo. Las que entrenamos todos los días hacemos con un objetivo: ganar. Cada cual tiene que confiar en sí mismo, tenemos que creerlo y trabajar para el equipo. Puesto que el trabajo da sus frutos. 

¿Y dejar a un lado esa tristeza que se nota desde fuera? 

El no ganar te hunde. Pero tenemos que salir del pozo, eso está claro. Sera difícil, pero ese debe ser el principal objetivo. 

El comunicado de la Real decía que regresabas hasta final de temporada. Después, ¿otra nueva aventura?

Quiero que el equipo recupere la confianza y que gocemos con el juego. El fútbol, al final, es un juego y eso es lo que nos gusta. He firmado hasta final de temporada y luego hemos hablado que nos sentaremos para hablar. Todo depende de cómo termine y de la temporada que realice.




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